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México, con más pobreza y deuda pública

Esténtor Político

Aunque, en julio de 2019, el Presidente de México aseguró que en 2020 no aumentaría la deuda pública, ese pronóstico, igual que otros tantos, quedó en el aire y la deuda no solo se incrementó sino que, además, amenaza con elevarse por tercer año consecutivo. O sea, que la administración morenista de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está fracasando en prácticamente todos los rubros estratégicos, incluido el social, en el que sus programas, en lugar de atacar los problemas estructurales de la gente más pobre de la población, están distrayendo recursos financieros que podrían invertirse en demandas urgentes de obra pública básica, vivienda, salud, educación y empleo. 

En julio de 2020, hace un año aproximadamente, el país amaneció con la noticia de que el Banco Mundial (BM) nos había prestado mil millones de dólares (mdd) y cuando se le preguntó a AMLO sobre este hecho, su respuesta fue muy breve: fue ‘un préstamo de trámite’. Sin embargo, posteriormente se supo que habían sido cinco créditos por dos mil 130 mdd, monto apenas poco menor a la deuda externa que Enrique Peña Nieto contrajo en todo su sexenio. El primer crédito se concretó el 28 de marzo del 2019 y el último fue el 19 de mayo de 2020. 

En el periodo sexenal anterior, la deuda externa de México pasó del 37.2% en 2012, al 44.9% en 2018, con respecto al Producto Interno Bruto (PIB). De acuerdo con previsiones de dos instituciones bancarias (BBVA y Citi-Banamex), la deuda pública del país  iba a incrementarse en 15 puntos porcentuales en el segundo año de AMLO, y pasaría del 44.7 al 59.2% en 2019.

Hoy se sabe que, además de los cinco préstamos activos del BM, la administración morenista ha concertado, de marzo de 2019 a la fecha, otros ocho créditos, no obstante el ofrecimiento de AMLO sobre no endeudar a México, que se ajustaría a la llamada ‘austeridad republicana’, que atendería ‘primero a los pobres’ y que combatiría a la corrupción; aunque este supuesto combate solo se ejecuta contra funcionarios de administraciones anteriores y no contra los de su propio gobierno.  

Lo que más destaca de los cinco préstamos en activo ─cuyo monto es de mil 955 mdd, el más reciente fue por 225 mdd, y fue entregado en enero de 2021─ está en el hecho de que fueron “etiquetados» para financiar proyectos de desarrollo económico y social ¡Por favorcito, amigo lector, no sea malpensado, y vaya a creer que ese dinero fue usado en la compra de conciencias y votos durante el proceso electoral que acaba de vivir México para garantizar los «triunfos» de la llamada ‘Cuarta Transformación’ (4T)! 

Uno de esos préstamos, por mil mdd, según la información oficial, fue aprobado en mayo de 2020 para financiar el combate a los problemas sanitarios generados por la pandemia del COVID-19. Los tres créditos restantes, como lo declaró el mismo extitular de Hacienda, Arturo Herrera, fueron ‘dirigidos para el desarrollo económico y social del país’.

Más allá del compromiso incumplido de no endeudar más a México, ahora la mayor duda o sospecha  generada por el gobierno de AMLO está sugerida por la posible canalización de esos recursos crediticios a los programas sociales de la actual administración Federal, los cuales operan con base en la entrega directa de dinero público a la población necesitada, no sólo para ‘sacar o salvar’ de la pobreza a muchos mexicanos sino también, según vox pópuli, para comprar votos que benefician a los candidatos de Morena. 

El sexenio de AMLO está a medio río y hasta ahora no hay indicios de que su gobierno tenga el propósito de construir obras públicas de impacto social múltiple en las comunidades rurales y urbanas pobres, donde además de crear empleos, se brindaría solución a problemas de salud, vivienda, educación y movilidad. 

En el gobierno de la 4T tampoco es visible la intención de acelerar la vacunación contra el COVID-19, porque AMLO prefiere seguir jugando con sus programas de transferencias monetaria y no se preocupa por diseñar una propuesta de política económica que realmente apoye a los mexicanos pobres a superar sus dificultades de marginación con base en el trabajo, buenos ingresos y mejores oportunidades de empleo, vivienda, salud y educación para sus hijos.  

De seguir así las cosas, México continuará sumido en la pobreza y la marginación, y el actual  sexenio podría convertirse en el más endeudado de su historia reciente. Por el momento, querido lector, es todo.

Miguel Ángel Casique Movimiento Antorchista Nacional @MCasiqueOlivos

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